Yolanda Saldívar asesina de Selena solicita libertad condicional
La revisión de su caso reabre el debate sobre el crimen que conmocionó al mundo hace 30 años
A tres décadas del asesinato de Selena Quintanilla, la cantante icónica conocida como "La Reina del Tex-Mex", su homicida Yolanda Saldívar enfrenta un proceso para obtener libertad condicional. Actualmente, Saldívar, de 64 años, cumple una condena de cadena perpetua en el reclusorio Patrick L. O'Daniel, en Texas, a cinco horas del lugar donde ocurrió el trágico suceso.
El Departamento de Justicia Criminal de Texas confirmó que el próximo 30 de marzo se determinará si Saldívar podrá salir bajo supervisión. El proceso incluye una recopilación exhaustiva de documentos, una entrevista con la condenada y la elaboración de un informe final que será analizado por un panel de votación antes de tomar una decisión definitiva.
El 31 de marzo de 1995, Selena, de tan solo 23 años, acudió a una reunión con Saldívar en un motel de Corpus Christi para resolver un conflicto relacionado con sus finanzas. La familia Quintanilla había acusado a Saldívar, entonces presidenta del club de fans de la artista y administradora de sus boutiques, de malversación de fondos. Durante el encuentro, Saldívar disparó por la espalda a la cantante, provocándole la muerte y dejando un vacío irreparable en la música latina.
Saldívar ha sostenido en diversas declaraciones que el disparo fue un accidente, argumentando que su intención era suicidarse. Sin embargo, esta versión ha sido rechazada por la familia de Selena y por las investigaciones judiciales. Además, en años recientes, la condenada ha denunciado supuestas condiciones de vida peligrosas en prisión, lo que también ha generado controversia.
La posibilidad de que Saldívar obtenga libertad condicional ha revivido el debate público sobre el caso. Mientras algunos abogan por un enfoque legal objetivo, otros, incluidos muchos admiradores de Selena, consideran que el crimen debe seguir siendo castigado con el máximo rigor.
El legado de Selena Quintanilla sigue vivo, y su influencia continúa marcando generaciones. Su trágica partida dejó una herida abierta que, incluso 30 años después, mantiene su relevancia en la memoria colectiva.