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El entrenamiento al fallo muscular aumenta riesgo de lesiones serias

Expertos recomiendan control y técnica para evitar lesiones graves  

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Entrenar hasta el fallo muscular es una técnica popular en los gimnasios, pero su práctica sin control adecuado puede acarrear riesgos significativos. Este método, que consiste en realizar repeticiones de fuerza hasta que el cuerpo no pueda continuar, ha ganado adeptos entre quienes buscan aumentar su masa muscular. Sin embargo, recientes estudios y expertos en fitness advierten que forzar el cuerpo hasta ese límite podría aumentar las probabilidades de sufrir lesiones graves.

El fallo muscular ocurre cuando ya no es posible completar una repetición más debido al agotación extremo de los músculos. A nivel técnico, esta situación puede derivar en una ejecución incorrecta de los movimientos, implicando a otros músculos no entrenados para soportar la carga, lo que incrementa el riesgo de lesiones. Aunque algunos atletas emplean esta técnica para maximizar la activación de las fibras musculares, se señala que debe usarse con precaución, ya que el desgaste repetido puede tener efectos negativos a largo plazo.


 

Una de las distinciones más importantes que se debe entender es la diferencia entre el fallo muscular y el fallo técnico. El primero sucede cuando se sacrifica la correcta técnica de ejercicio, mientras que el fallo técnico detiene la actividad antes de que el cuerpo recurra a compensaciones perjudiciales. Este último enfoque es más recomendable, ya que previene lesiones y asegura un entrenamiento más seguro y eficiente.

No obstante, el entrenamiento hasta el fallo no es indispensable para el crecimiento muscular. Factores como la intensidad, el volumen total de entrenamiento y la duración de las repeticiones influyen también en el desarrollo de la musculatura. De hecho, estudios recientes sugieren que acercarse al fallo, es decir, detenerse una o dos repeticiones antes de llegar al agotación, puede ser igual de efectivo para el desarrollo muscular sin comprometer la integridad física.

Es crucial que los entrenadores y atletas evalúen cuándo y cómo implementar esta técnica, ya que su uso indiscriminado puede llevar a una sobrecarga innecesaria y problemas hormonales, como la disminución de los niveles de testosterona y el aumento del cortisol. Además, se recomienda reservar el entrenamiento al fallo para las últimas series de una rutina y bajo supervisión especializada.

En conclusión, entrenar al fallo muscular no es una fórmula mágica para la hipertrofia. Su práctica debe ser planificada y controlada, siempre priorizando la seguridad del atleta para evitar lesiones que puedan frenar el progreso físico.