México: figuras inmortales nacen de manos oaxaqueñas con tradición
La familia Raymundo Sánchez preserva una herencia artesanal única en Oaxaca
A pocos kilómetros de la ciudad de Oaxaca, en el pintoresco pueblo zapoteco de San Antonino Castillo Velasco, una familia ha logrado mantener viva una tradición ancestral que ha pasado de generación en generación desde 1920. La familia Raymundo Sánchez, con su taller artesanal en la calle Independencia, continúa creando figuras únicas con flores inmortales, una flor perenne que no se marchita ni pierde color, lo que la hace ideal para la elaboración de objetos decorativos.
Lidia Sánchez y su esposo Israel Raymundo, quienes continúan con la tradición, explican que su trabajo se remonta a los antepasados de su familia. "Este oficio ha sido transmitido de generación en generación. Desde que nos casamos, seguimos la tradición y ahora nuestras hijas también lo conservan, aunque no sea tan conocido ni tan rentable como antes", comenta Lidia, con orgullo por preservar una labor que forma. parte integral de su identidad.
Las flores inmortales, también conocidas como siemprevivas, siemprevivas doradas o flor de papel, son el principal material utilizado por la familia para crear sus figuras. Según Lidia, estas flores son "pintadas por Dios", pues no necesitan intervención humana para su color, que varía en tonalidades brillantes y naturales. "Ninguna de estas flores está pintada con pincel. Dios les da el color", agrega.
En su taller, las manos de Lidia, Israel y sus hijas dan vida a una variedad de figuras, desde corazones, estrellas y vírgenes, hasta animales, arcos y cruces. Las figuras, que van desde tamaños pequeños hasta extra grandes, no solo son adornos, sino símbolos de la fe y la devoción que caracterizan a la familia y su comunidad.
"Lo increíble de estas flores es que nunca se marchitan ni cierran, así es su naturaleza", afirma Lidia. Recuerda, con asombro, un incidente cuando dejaron de cosechar las flores por unos meses debido a la enfermedad de uno de sus hijos, pero al regresar, las flores seguían frescas, como si les hubieran echado agua. "¡Parece que alguien las roció!", expresa sorprendida.
A lo largo de los años, la familia ha logrado construir un pequeño negocio artesanal al que han bautizado como "Biushita", que en zapoteco significa "pequeño". Este nombre hace referencia a una flor blanca que crece en su pueblo, de tamaño diminuto, pero que en manos de la familia se convierte en obras de arte. "Aunque todo se hace a mano, no hay figura que se nos complique", asegura Lidia, destacando que el proceso de creación puede tardar desde tres días hasta un mes, dependiendo del tamaño y la complejidad de la figura.
La familia ha tenido que enfrentar momentos difíciles, especialmente durante la pandemia de COVID-19, cuando la escasez de ventas afectó gravemente a los pequeños negocios. "Pensé que no íbamos a vender nada. Miraba mis figuras y no sabía qué hacer", relata Lidia. Sin embargo, con el tiempo, las ventas han comenzado a recuperarse, aunque de manera lenta.
Maricela y Laura, las hijas de Lidia e Israel, han adoptado el oficio familiar con entusiasmo, decididas a seguir preservando esta tradición artesanal. "Podemos hacer ramos de novia, tocados, diademas y adornos para todo tipo de celebraciones, desde quinceañeras hasta Navidad", indican. Los precios varían, dependiendo del tamaño de las piezas, con figuras que oscilan entre los 100 y 1,000 pesos.
El taller de la familia Raymundo Sánchez no solo ofrece arte, sino también una muestra de la cultura y la identidad oaxaqueña. Además de las figuras, el mercado de San Antonino Castillo Velasco ofrece otros productos típicos, como el atole de chocolate y las deliciosas quesadillas, ideales para quienes deseen experimentar la auténtica gastronomía local. Los interesados en adquirir las obras de la familia pueden encontrarlas en Facebook bajo el nombre "Biushita" o contactarlos al teléfono 9511968306, con la opción de envíos a nivel nacional.
Así, la familia Raymundo Sánchez sigue cultivando flores y creando figuras que no solo adornan los hogares, sino que también mantienen vivas las tradiciones de un Oaxaca lleno de historia y arte.