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Escasez de dólares eleva precios y tensiones en Bolivia

El déficit fiscal y la inflación impactan a la economía boliviana

Escasez de dólares eleva precios y tensiones en Bolivia
Escasez de dólares eleva precios y tensiones en Bolivia

Bolivia, un país que logró mantener una inflación baja durante años gracias a sus políticas públicas, enfrenta ahora una crisis económica severa que ha disparado los precios y encendido las alarmas sociales. La escasez de dólares y el aumento del costo de vida están transformando el panorama económico y político de la nación andina.

En septiembre, la inflación anual alcanzó el 5,5%, el nivel más alto desde 2013. Aunque Bolivia solía ser un modelo de estabilidad inflacionaria en América Latina, la caída de sus reservas internacionales de 15.000 millones de dólares en 2015 a apenas 1.900 millones en la actualidad ha dejado al país vulnerable frente a la volatilidad económica. Además, la disminución de ingresos por exportaciones de gas, el principal recurso del país, ha agravado la situación.

Los problemas se extienden también al mercado cambiario. La falta de divisas ha llevado al gobierno de Luis Arce a restringir los retiros de dólares y las compras con tarjetas de crédito, intensificando la desconfianza de los ciudadanos y empresarios. En las calles de La Paz, los comerciantes se enfrentan a filas para conseguir dólares, mientras que los precios de los productos básicos como el arroz y el trigo subsidiados también han aumentado significativamente.

La población también sufre escasez de combustible, particularmente diésel, lo que ha provocado largas filas en las estaciones de servicio y ha afectado el transporte de alimentos. Carla Santí, cajera de un supermercado estatal en Copacabana, relata cómo los productos subsidiados están cada vez más limitados. "Los turistas se interesan en nuestros precios, pero los ciudadanos registrados luchan para acceder a lo poco que queda", comenta.

El déficit fiscal también es un factor determinante en esta crisis. Los subsidios a alimentos y combustibles, que cuestan al gobierno cerca de 4.000 millones de dólares al año, han generado un desequilibrio que se refleja en un déficit promedio del 8% del PIB. Economistas como Jaime Dunn De Ávila señalan que el exceso de gasto frente a ingresos decrecientes ha contribuido significativamente a la crisis actual.

En el ámbito político, las tensiones entre el presidente Arce y el exmandatario Evo Morales, antiguos aliados del Movimiento Al Socialismo (MAS), están exacerbando la incertidumbre. La disputa por el liderazgo del partido y las próximas elecciones podrían desincentivar la inversión extranjera y agravar la crisis económica.

Luis Arce admite las dificultades con las reservas en dólares, pero asegura que no representan una crisis estructural. Sin embargo, la población no comparte su optimismo. María de Lourdes, una vendedora de alimentos en La Paz, afirma que su salario no alcanza para cubrir el aumento de precios. "Necesitamos un cambio. Con Evo, nuestra economía era mejor", dice, reflejando una nostalgia que alimenta el debate político.

Algunos expertos proponen medidas de control de cambios para contener la fuga de dólares y estabilizar la economía a corto plazo. Sin embargo, también advierten sobre los riesgos de desincentivar la inversión y la producción. Por su parte, el ministro de Economía, Marcelo Montenegro, confía en que las exportaciones agrícolas aumenten para aliviar la escasez de divisas.

Mientras tanto, las políticas de control de precios implementadas por el gobierno, que alguna vez fueron un ejemplo en la región, enfrentan crecientes desafíos. El modelo boliviano, basado en subsidios y el fortalecimiento de la producción local, está bajo presión debido a los problemas financieros y la falta de divisas.

La crisis económica en Bolivia es un recordatorio de los riesgos de depender excesivamente de recursos naturales y de la importancia de una gestión fiscal sostenible. Con una inflación en aumento y un panorama político incierto, el país enfrenta un desafío monumental para recuperar su estabilidad y confianza interna.